Ramsés I: La gloriosa estirpe al fin vuelve a Egipto

El periodo correspondiente a la XVIII dinastía egipcia, fue uno de los más florecientes de su historia, con faraones de la talla de Amenofhis III o Tutankhamon (TutanHaton). Esta dinastía viene marcada por las conquistas que ampliaron y unificaron el territorio desde el sur de Nubia hasta Mesopotámica. Esto produjo en Egipto un periodo de riqueza y desarrollo que cristalizó en la construcción de grandes monumentos como el Templo de Karnak.

Pero todo este desarrollo se tambaleo a la muerte del que sería su penúltimo faraón (Ay) sin sucesión directa. Este contratiempo fue solventado mediante el enlace realizado entre Hor Em Heb (en aquel momento General y Comandante Supremo de los ejércitos del Imperio en Menphis) y la hermana de Nefertiti (mujer de Akenaton), Mutnedjemet, vinculándose de este modo a la familia real.

Hor Em Heb no tuvo ningún descendiente varón, lo que le obligó a elegir al que sería su sucesor entre sus soldados, escogiendo al Jefe de los Arqueros Reales y Virrey del Bajo Egipto (de donde provenía su familia), Ramsés I.

Ramsés I provenía de una familia de estirpe militar de Tanis. Su padre Sethi, llegó a ser también Jefe de Arqueros, pero no se conoce ningún vínculo más entre el faraón y Ramsés I.

Cuando nuestro protagonista tomó sus funciones como faraón ya tenía una edad avanzada lo que provocó que su reinado fuera muy corto, de apenas 1 año y cuatro meses. Este aspecto provocó que no pudiera llegar a establecer una política exterior propia, ni a realizar cambios de importancia en su gobierno. De modo que el rasgo más destacable de su gobierno fue que no hubo incidentes, importantísimo si tenemos en cuenta que se acababa de producir un cambio de dinastía.

Ramses I

Lo repentino de su muerte explica parte de las peculiaridades de su sepulcro, como el pequeño tamaño de la cámara o lo simple de la estructura. Se trata de una tumba localizada en el margen occidental del río Nilo (en el Valle de los Reyes), a su paso por Luxor, de dimensiones sorprendentemente pequeñas y de estructura rectilínea. Está compuesta de un único corredor, que va directo a la cámara sepulcral, la cual está decorada con unas maravillosas pinturas que hacen referencia a los rituales mortuorios y el Libro de los muertos con Anubis y Horus en un lado y Ramsés haciendo ofrendas a Atón en otro, con un estilo muy parecido a las de la tumba de su antecesor, Hor Em Heb. Una vez en ella, casi toda la cámara queda ocupada por un voluminoso sarcófago de granito.

Pintura en la tumba de Ramsés I. Tumba KV16 en el Valle de los Reyes, Egipto.

Pintura en la tumba de Ramsés I. Tumba KV16 en el Valle de los Reyes, Egipto.

Y 3.500 años después, en 1870, la familia Abd El Rasul aprovechando la simplicidad de la construcción de la tumba, la expoliaron. De aquí en adelante, todo el tesoro y por supuesto la momia de nuestro protagonista, vivirá una complicada aventura por todo el mundo. Las primeras pistas nos llevan hasta un anticuario Inglés, Mostaza Agha, que supuestamente se la compraría a la familia Rasul, para venderlo finalmente al Museo de Arte de la Cataratas del Niágara (Canadá), sin que esté fuera consciente de que adquiría la momia de un faraón y mucho menos de uno de la envergadura de Ramsés I. Es expuesta aquí hasta 1999, fecha en la cual el museo se declara en quiebra. De aquí, fue vendida al Museo Michael C. Carlos. Una vez aquí, se empezó a barajar la posibilidad de que se tratara de la robada momia de Ramsés I y su tesoro, y efectivamente, tras números pruebas (como que la momia fue vendida por Agha, quien está demostrado que distribuyo todo el tesoro de Ramsés I o que la postura y características de la momia son enormemente parecidas a las de Sethi I, su padre), se ha presupuesto que se trataba de ella, siendo devuelta a Egipto.

Ramsés I estatua

Una vez ya en Egipto, ha sido recibida con todos los honores de un Jefe de Estado. La caja recubierta con la bandera egipcia, llegó al aeropuerto de El Cairo, donde fue recibida por numerosas personalidades y un coro de niños del colegio del Museo, vestidos como sus antepasados, mientras entonaban himnos militares.

Está previsto que esté expuesta en el Museo Nacional Egipcio, en El Cairo, hasta que se cree en el templo de Luxor un ala consagrada a Tebas (como capital faraónica).

La satisfacción del pueblo egipcio quedó patente en las palabras de su Ministro de cultura, Faruk Hosni, que dijo en su discurso de bienvenida: “El regreso de la herencia cultural de Egipto que fue ilegalmente sacada del país es el gran sueño de todos los egipcios”. Y es que la recuperación de la momia de Ramsés constituye uno de los primeros y más importantes logros de la política que está aplicando el actual gobierno egipcio con objeto de recuperar los tesoros expoliados en el pasado.

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