El Ejército: Instrumento de gloria en el Antiguo Egipto

El arte de la guerra es una de las disciplinas más antiguas de la Historia. Desde la era primitiva han sido muchos los enfrentamientos documentados entre las sociedades humanas.

Desde las rivalidades entre tribus salvajes hasta la actual lucha entre naciones, todos y cada uno de estos pueblos han sido empujados en alguna ocasión por aspiraciones de tipo político, geoestratégico, ideológico, económico… provocando muy duros enfrentamientos. Pero sí que es cierto que, antaño, el oficio de la guerra era una fabulosa manera de vivir y de adquirir un cierto status social lo que conllevaría el prodigioso aumento del grueso en el ejército y de hombres que dedicarían su vida al negocio de la guerra a medida que se iban sucediendo las distintas etapas que sufrió dicho Imperio.

La historia de Egipto ha recogido una forma de vida próspera en una tierra y unas aguas fructíferas por lo que en un primer momento, no podemos encontrar la tan socorrida causa expansionista que fundamentase sus conflictos bélicos con otros pueblos sino que más bien debemos de hablar de causas basadas en un principio defensivo o en una inestabilidad política y social en la que se verían inmersos en épocas determinadas.

Mientras Egipto, Mesopotamia y Siria vivían sumidos en la próspera civilización del Imperio Antiguo, los habitantes de Europa aún estaban en el Neolítico tardío. A pesar de este avance no podemos hablar de la existencia de un auténtico ejército en el imperio egipcio ya que tal formación no era, en absoluto, una agrupación de carácter permanente sino que era reclutada de entre los campesinos por los nomarcas cuando el faraón así lo ordenaba. Se trataba de un ejército obsoleto, sin instrucción alguna y dotados de sencillas armas de cobre visiblemente inferiores a otras milicias.

Siempre se ha agradecido el hecho de que los adversarios del pueblo egipcio tuviesen igual o peor estructura militar ya que intuimos que las sucesivas victorias del imperturbable imperio egipcio, que nos hace partícipe la Historia antigua, no habrían sido posibles sino fuese por tan curioso detalle. Durante el Imperio Medio se inicia el primer contacto con el pueblo de lo Hicsos, una población con un ejército poderoso, con tácticas envidiables y con un arma tan novedosa como efectiva en el campo de batalla: el carro tirado por caballos. Sería a partir de este período cuando podemos empezar a hablar, entre las filas egipcias, de la existencia de soldados capaces de llevar a cabo tácticas y estrategias más o menos complejas. La evolución que estaban sufriendo las tropas egipcias se observaba principalmente en la disciplina empleada, la cual empezaba a despuntar por su dureza y por la firme obediencia que debía adquirir el soldado para con su nación y faraón, quien se había constituido jefe supremo y al que dirigía en caso de guerra .

Una vez iniciado el período denominado Imperio Nuevo, el ejército se iría afianzando como uno de los pilares más importantes de la figura y del poder del faraón. En la época de los famosos Tutmosis, Tutankhamon, Ramsés… Egipto se había convertido en algo así como una superpotencia y centraba su poderío en la lucha por el control en el Mediterráneo oriental contra el pueblo de los hititas, los mitanios y otros poderosos imperios. Es ahora cuando era necesaria la existencia de un verdadero ejército que fuese, en primer lugar, regular y, en segundo lugar, más profesional; por lo que se optó por la exhaustiva preparación que recibían todos aquellos que conformaban cada uno de los escalafones del ejército egipcio.

En el 1340 AC, las fuerzas armadas del imperio estaba conformada por dos cuerpos con guarniciones en el Delta y en el Alto Egipto. Ramsés II había creado 4 ejércitos bajo la protección de los 4 grandes dioses egipcios (Amón, Ra, Seth y Ptah). La principal labor del ejército era la defensa del país de los invasores externos, y de participar en campañas exteriores, mientras que en tiempos de paz actuaban como agentes del orden en las canteras o en la construcción de monumentos.

La infantería se organizaba en compañías de entre 200 y 250 hombres; cada 20 compañías se formaba una división que recibía el nombre de alguna deidad y que se identificaban por su estandarte. En las mismas se integraban tanto infantes como arqueros. No debemos extrañarnos al saber de la existencia de cuerpos especiales a partir de esta lectura. Éste cuerpo estaba formado por una serie de soldados destinados al más específico entrenamiento de un arma concreta; los más valorados eran los encargados de conducir los carros tirados por caballos. Este poderoso artilugio de guerra se convirtió en el arma más mortífera de las tropas egipcias. Heredado de los hicsos, cada uno de ellos estaba tirado por dos caballos que no eran montados y tenían como tripulación un conductor encargado de manejar y dirigir la máquina; y a un guerrero encargado de disparar flechas y lanzar jabalinas contra los enemigos.

grabado del egercito en egipto

Algunos estudios han revelado la presencia en el ejército de Egipto de una Marina. Dicha información es bastante escasa pero apuntan a la existencia de un comandante al frente de cada barco y de la figura del almirante en jefe como la máxima autoridad marítima, por debajo del faraón. Tampoco nos omite el hecho de que, a raíz del creciente prestigio de la armada y de sus barcos, ésta también pasaría a conformar el cuerpo de élite. El organigrama de guerra se componía, desde la cúspide de la pirámide militar hasta su base, por el faraón, el visir seguido por los generales y, por debajo de ellos, otros oficiales como los comandantes de división, los portaestandartes, el comandante de los arqueros, los comandantes de los fuertes, etc. También existía en el organismo del estado militares con cargos administrativos, los intendentes militares encargados de los suministros al ejército. El hecho de que durante el antiguo Egipto la profesión del militar no fuese considerada entre los más dignos oficios y la particular dificultad que revestía la vida del soldado provocaba la reducida adhesión de hombres al ejército. Es al final del imperio cuando los militares se convierten en una clase privilegiada dentro de la sociedad egipcia y cuando podemos hablar de un ejército numeroso. Sus miembros eran honorables miembros relativamente adinerados debido a la participación obteniendo pingües beneficios a partir de los botines de campaña y de las donaciones de terrenos por parte del faraón. Es tras la muerte de Ramsés III cuando éstos pasarían a ser (junto a los sacerdotes) uno de los poderes más influyentes del Imperio.

egercito egipcio

Es curioso estudiar la vestimenta empleada por los soldados del imperio egipcio ya que se aleja de la imagen que tenemos de otros pueblos de la época. La indumentaria empleada para el desempeño de la guerra no está compuesta por armaduras de protección (en raras ocasiones así lo es) sino que únicamente blandían sus espadas, sus lanzas con la típica falda corta hartamente representada en las pinturas de la época. El elemento estrella era el escudo; éste era un armazón de madera de forma rectangular con una parte curva, recubierta con una piel de vaca muy tensa.

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