Arte egipcio en España: De la colección privada al museo

El número de colecciones de arte egipcio en España es relativamente escaso. La mayoría de ellas son de carácter privado, aunque la mayoría ha pasado a engrosar los fondos de museos públicos.

A partir de los años 60, los arqueólogos españoles se interesaron más por el Egipto faraónico. El propio Estado se vio envuelto en grandiosas campañas internacionales para salvaguardar los bienes culturales del país, y numerosos investigadores pertenecientes a universidades, al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, o incluso, a alguna fundación privada, se embarcaron con destino a yacimientos arqueológicos egipcios. Fruto de este trabajo, fue la llegada a nuestro país de unas pocas colecciones arqueológicas, algunas de ellas de gran espectacularidad e interés.

Arte egipcio en España

Dentro del primer caso mencionado, podemos citar el templo de Debod conservado en Madrid. En 1960 la UNESCO hizo un llamamiento a la comunidad internacional para evitar la destrucción de los lugares arqueológicos de la Baja Nubia. España fue uno de los tantos países que participó en la grandiosa obra de salvamento del templo de Abu Simbel, que corría el peligro de ser anegado por el nuevo pantano que las autoridades egipcias planeaban construir en Asuán. En reconocimiento a la importante labor realizada por los españoles y por su aportación económica, Egipto regaló el templo de Debod en 1968 al Estado español. Fue instalado en Madrid en 1970. El templo fue construido en el siglo II a. de C. por el rey de Meroe Adijalamani, y dedicado a los dioses Amón e Isis. Su capilla destaca por los interesantes relieves donde aparece documentado su constructor. Sin embargo, su construcción definitiva y su decoración es obra del emperador romano Tiberio. La llegada del cristianismo supuso su abandono hasta que, finalmente, fue trasladado a España.

arte egipcio en España

Sin duda, uno de los museos españoles con una colección más importante sobre arte egipcio es la del Arqueológico Nacional. Entre sus existencias referidas a la cultura egipcia podemos citar como ejemplos la momia de Nespamedu. Comprada por Ignacio Bauer en El Cairo, la vendió al museo en 1925. A través de ella los especialistas han estudiado el proceso de momificación y las enfermedades del cuerpo. Se trata del cadáver de un sacerdote de Imhotep, de época ptolemaica, que murió en torno a los 55 años. También hay estatuas, como la del primer faraón de la XXX Dinastía (380 – 362 a. de C.), Nectanebo I, de características egipcias aunque ya con influencia griega. Por citar un último ejemplo, se puede contemplar una estatua en bronce que representa a Osiris, perteneciente a la colección del diplomático español de finales del XIX Tomás de Asensi, y que su esposa vendió al museo.

Respondiendo a un importante impulso privado, en 1994 Jordi Clos Llombart crea la Fundación Clos, en Barcelona. La entidad tiene como objetivo la difusión y la cultura del mundo antiguo. En ese mismo año, también funda el Museu Egipci de Barcelona, con la intención de mostrar su importante colección arqueológica. En un espacio expositivo que alcanza los 900 metros cuadrados, los responsables del museo no sólo muestran la belleza artística de la cultura egipcia, sino que intentan divulgar todos los aspectos de la civilización egipcia a través de más de 600 piezas, agrupadas en diferentes secciones temáticas.

En otros casos, podemos hacer referencia a museos o instituciones, de carácter arqueológico o histórico, que entre sus colecciones guardan piezas egipcias. En la sede de la Real Academia de la Historia podemos contemplar algunos ushebtis – o estatuillas funerarias- junto con dos pequeñas esculturas en bronce que representan a Isis y a Horus. Pertenecían en principio a la colección particular de Pascual de Gayangos.

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El padre Ubach reunió gran cantidad de piezas arqueológicas centradas en los estudios bíblicos. De esta manera, se abrió el Museo del Oriente Bíblico del Monasterio de Montserrat. En cuanto a la cultura egipcia, en este antiguo cenobio se conservan interesantes piezas funerarias, incluyendo una antigua momia.

Numerosos museos de carácter provincial de nuestra geografía conservan piezas egipcias, en menor número, apenas son testimoniales, y casi siempre proceden de donaciones de particulares. En el Museo de Tarragona se conservan algunas piezas, aunque revisando la documentación del inventario se anota la presencia de un posible sarcófago hoy desaparecido. En el museo de la ciudad aragonesa de Huesca se custodian variadas colecciones que han sido donadas por particulares. Un caso excepcional lo representa el museo de Ciudad Real, donde se puede contemplar un escarabeo egipcio. Procede de la excavación del yacimiento íbero de Alarcos, por lo que podríamos encontrarnos ante una pieza de exportación.

Vemos a través de esta breve exposición las principales colecciones egiptológicas presentes en nuestro país. En algunos casos, se trata de muestras de verdadera entidad, mientras que en la mayoría de museos las piezas conservadas se deben más a excepciones y casos particulares y especiales por los que la institución ha obtenido alguna o muy pocas piezas.

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